miércoles, 13 de abril de 2011

Reportajes

Historia del estadio Sánchez Cánovas

En agosto de 1973, Joaquín Sánchez Rex, un empresario de Molina de Segura, accedió a la presidencia del equipo de la ciudad. Hizo un presupuesto con 1.200.000 pesetas, cuyo objetivo era situar al equipo en la Regional Preferente.

Hasta la llegada de Sánchez Rex a la presidencia, el Molinense jugaba sus partidos en el Campo de El Romeral, que estaba situado en unos terrenos que hoy día están ocupados por la Avenida Gutiérrez Mellado, en el Barrio de San José de Molina de Segura.

El terreno de juego de El Romeral quedó pequeño para albergar los partidos del Molinense, motivo por el que el club se tuvo que trasladar al Polideportivo Municipal, cuyas instalaciones tampoco eran las más adecuadas. Por esta razón, la Junta Directiva tuvo que invertir 400.000 pesetas en acondicionar debidamente esta instalación deportiva.

Joaquín Sánchez Rex tenía claro que Molina de Segura necesitaba un campo de fútbol que estuviera acorde con el interés que había generado el equipo durante la temporada 73/74 y con el aumento de aficionados que se esperaba que se iba a producir en campañas posteriores. Estas circunstancias motivaron que, a mediados de 1974, el presidente del Molinense adquiriera casi 20.000 metros cuadrados en un lugar llamado Pagos de la Arboleja, en el que se construiría el futuro campo de fútbol.

El proyecto

El proyecto de Sánchez Rex era muy ambicioso, pues no sólo tenía previsto que aquellos terrenos (que le costaron 3.500.000 pesetas) albergaran un campo de fútbol de césped (con drenaje y riego automático diseñados por el ingeniero argentino Victor Bhertori y el murciano José María Gómez Aparici), sino que además, como las tierras adquiridas tenían una superficie mucho más amplia que la que ocupa un campo de fútbol, el presidente proyectó la construcción de una piscina, pistas polideportivas e incluso una pista de ciclismo que rodeara el terreno de juego. Finalmente, no se llevó a cabo la construcción de la piscina y la pista.

Según el proyecto inicial, el campo de fútbol debía de estar rodeado por un graderío de 100 metros de longitud con 10 escalones para ubicar al público en diferentes alturas. En un principio se creyó conveniente que tuviera un aforo para 5.000 espectadores, aunque con posibilidad de aumentarlo si fuera necesario. El presupuesto total de la construcción de todas las instalaciones se estimaba que oscilaría entre los cinco y seis millones de pesetas.

El interés de los aficionados por el equipo subió como la espuma en la temporada 74/75, ya que el Molinense estaba completando una magnífica campaña. Junto al reto de competir en Regional Preferente, hizo que los directivos molinenses no escatimaran esfuerzos para terminar la construcción del campo para la temporada siguiente.

Inauguración

En el verano de 1975, las obras del nuevo estadio Sánchez Cánovas finalizaron. Rex le puso el nombre de su padre, Sánchez Cánovas, conocido en Molina por haber sido alcalde de la localidad. En principio se pensó en el Real Murcia como invitado a la inauguración, pero un problema de fechas impidió el encuentro. Entonces el equipo decidió que se inaugurase con en el primer partido de la temporada, que además, era el estreno del equipo en Regional Preferente.

Dicho partido se celebró el 7 de septiembre de 1975. El campo estaba a reventar.  El Molinense se enfrentó al Almansa y el partido finalizó con empate a uno. La alineación histórica del Molinense fue la formada por: Paquito, Ordoñez, Faura, Meter, Garriga, Beltrán, Pascual, Millán (Selma), Mendiolea, Canós y Gongui (Pablo). El Almansa jugó con Serradell; Fede, Rojas, Pedro; Doménech, Badiola; Félix, Martínez (Quino), Coli, Mariano (Muñoz) y García. El encuentro fue arbitrado por el colegiado alicantino Martínez López. El 18 de Septiembre,  hubo otra inaguración, ésta de carácter amistoso, donde el Molinense se enfrentó al Murcia. Aquel partido finalizó con un 2-7 en el marcador.

Después de 32 años, el Sánchez Cánovas sigue siendo la casa del equipo conservero. Ha sido remodelado en varias ocasiones, en la última de ellas se instaló césped artificial, después de varios  años con un campo de tierra. En el 2007, el estadio sufrió su mayor percance. Unos vándalos se colaron durante tres días seguidos al estadio, provocando numerosos destrozos. Fue un suceso muy doloroso, ya que, además, meses antes se habían mejorado las instalaciones.

Por último, como curiosidad, la situación del campo, en medio de la huerta, hace que muchos aficionados de otras localidades tengan dificultad a la hora de encontrarlo. Como ayuda para llegar, les puede servir un eucalipto centenario de gran altura, una referencia visual que se puede divisar desde gran distancia.


Fuentes:
-Regmurcia.com - Juan Antonio Garre
-Ayuntamiento de Molina de Segura
-Trabajadores del club

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